Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz: Pioneros del Misticismo Cristiano y su Convergencia con el Yoga

Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz: Misticismo Cristiano y Filosofías Orientales en la Búsqueda de la Unión Divina

Imagina un camino serpenteante que, con cada paso, te lleva más cerca de una luz divina que todo lo consume.

A lo largo de este camino, el ruido del mundo exterior se desvanece, los sentidos se apagan, y lo único que queda es la pura esencia del ser, uniendo tu alma con lo sagrado.

Este no es solo el camino del yogui en las montañas de la India, sino también el de dos de los místicos más venerados de la Iglesia Católica: Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz.

El Camino del Silencio Interior

Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz vivieron en la España del siglo XVI, una época de intensa reforma religiosa y fervor espiritual.

Ambos se embarcaron en una búsqueda de Dios que desafiaba las normas establecidas, promoviendo un tipo de oración y contemplación que iba más allá de las simples palabras y rituales.

Para ellos, la verdadera unión con Dios se encontraba en el silencio interior, en el vaciamiento de la mente y los sentidos, un concepto sorprendentemente similar a las prácticas del yoga y la meditación oriental.

Santa Teresa Ávila y San Juan de la Cruz.

Santa Teresa y el Castillo Interior

Santa Teresa de Ávila, en su obra maestra "El Castillo Interior", describe el alma como un castillo con muchas moradas.

La jornada hacia la unión con Dios es una travesía a través de estas moradas, desde la periferia del castillo (la mente llena de distracciones) hasta el centro, donde reside Dios.

Este viaje implica una serie de purificaciones y desapegos, donde el practicante debe dejar atrás los sentidos y las distracciones del mundo, entrando en un estado de contemplación y recogimiento.

Teresa hablaba de la "oración de recogimiento", una forma de oración que buscaba centrar todos los pensamientos y sentidos en Dios, similar a la meditación enfocada en el yoga.

San Juan de la Cruz y la Noche Oscura del Alma

Por su parte, San Juan de la Cruz elaboró sobre este viaje en su famosa "Noche Oscura del Alma".

Este poema y comentario describen el proceso doloroso y purificador por el cual el alma se vacía de todo lo que no es Dios, entrando en una oscuridad que, paradójicamente, conduce a la luz divina.

En términos yóguicos, esto se asemeja al concepto de "chitta vritti nirodha" del Yoga Sutra de Patanjali, que se traduce como la cesación de las fluctuaciones mentales, un estado donde la mente se aquieta y el verdadero ser puede emerger.

La Persecución por su Visión

Sin embargo, sus enseñanzas radicales no fueron bien recibidas por todos.

En una época en que la ortodoxia católica dictaba formas específicas de oración y devoción, las ideas de Teresa y Juan fueron vistas con sospecha.

San Juan de la Cruz fue encarcelado por sus propios compañeros carmelitas, quienes temían que sus ideas de unión directa con Dios, sin la mediación constante de la Iglesia, fueran heréticas.

Durante su encarcelamiento, escribió algunas de sus obras más profundas, reflejando su propia "noche oscura".

Teresa también enfrentó oposición y críticas, aunque logró avanzar con sus reformas debido a su carisma y determinación.

Ser pioneros en un entorno hostil.

Comparaciones con el Yoga

La similitud entre las prácticas de estos místicos y las enseñanzas del yoga es notable.

En ambos casos, hay un énfasis en el desapego de los deseos mundanos y el enfoque en una realidad interna y divina.

La meditación profunda y la contemplación son caminos hacia una unión mística, ya sea llamada samadhi en el yoga o la unión con Dios en el cristianismo místico.

Ambos caminos requieren una disciplina rigurosa y un abandono del ego, algo que Santa Teresa y San Juan de la Cruz ejemplificaron en sus vidas y enseñanzas.

Legado y Relevancia

Hoy, las enseñanzas de Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz siguen siendo una fuente de inspiración para aquellos que buscan una conexión más profunda con lo divino, independientemente de su tradición religiosa.

Sus vidas y escritos no solo enriquecen la espiritualidad cristiana, sino que también ofrecen un puente hacia las prácticas de meditación y contemplación que se encuentran en las filosofías orientales.

En un mundo que a menudo está lleno de ruido y distracción, el mensaje de estos místicos nos invita a buscar el silencio interior, a vaciar nuestra mente y sentidos, y a encontrar la paz y la unión con lo divino que reside en el centro de nuestro ser.

En esta búsqueda, encontramos una resonancia profunda entre las enseñanzas de Oriente y Occidente, un recordatorio de que, en última instancia, todas las vías espirituales nos conducen a la misma luz.

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